Los partidarios de la intervención estatal suelen concentrarse en los casos de éxito y olvidarse de los fracasos. Y aún al hablar de los casos de éxito, sólo toman en cuenta los beneficios y se olvidan de los costos. En gran medida porque los beneficios son inmediatos y afectan a un grupo perfectamente identificable (por lo general, lobbies y/o sindicatos) y los costos son más a mediano o largo plazo y quedan atomizados en el resto de los contribuyentes o actividades económicas.
Sólo así se explica que tanta gente siga creyendo que el estado es capaz de generar puestos de trabajo o nuevos sectores en la economía.
Cualquier persona que se tome el trabajo de ir un poco más allá se da cuenta de que la única actividad económica sustentable y legítima es aquella que surge para producir bienes o servicios por los que existe una demanda genuina:
Why did VeraSun fail? In short, the market changed in ways that Washington policies were not designed to take into account. The industry, built around legislative mandates rather than real economic demand, was not flexible enough to adjust, and collapsed.
The takeaway: Government-created markets for money-losing, uncompetitive green-energy companies are inherently unstable.
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