Valores

En la esquina de casa, una calle cualquiera de barrio, hay un cartel de “Alto” (Stop, en inglés; Arrêt, en francés). Desubicados hay en todos lados, pero el 90% de la gente para religiosamente, tal como lo indican las reglas de tránsito.

Los argentinos no son menos inteligentes ni preparados que los quebecos (y hasta la década del 50 eran menos pobres), pero ¿se imaginan la misma situación en Argentina?

Yo sigo creyendo que la diferencia entre un país al que le va como Argentina y a otro al que le va como Canadá no pasa por las computadoras, las autopistas ni la ropa de marca sino por una forma de encarar la vida. Si el canadiense promedio tuviera actitudes típicas de un argentino, en poco tiempo a Canadá le iría como a Argentina.

Cada vez que hago un pedido, mi banco me manda paquetes de cinco chequeras por correo vulgar y silvestre y llegan perfectamente, jamás se perdió un envío. En Argentina hay que pasar a buscarlos por el banco porque mandar un cheque por correo (ni hablar de una chequera) equivale a entregárselo en mano a un ladrón para que después haga cualquier desfalco.

En el fondo, se trata de respeto por uno mismo, de tomarse en serio, de dejar la adolescencia y la edad del pavo y de empezar a actuar como adultos. Me cuesta creer que alguien seriamente y mirándose en el espejo sea capaz de seguir repitiendo que el éxito en la vida pasa por la improvisación permanente, la desidia, la chantada, por la sacada de ventaja.