Vale la pena volver a leerlo. Se trata de un sistema rentista no muy diferente del que rige en Libia o cualquier otra satrapía de cuarta por el estilo. Se viene intentando desde hace por lo menos 60 años. Parece mentira que todavía haya quienes creen que alguna vez tendrá un final diferente:
A fin de mantener el voto de las masas semiocupadas de los grandes centros urbanos, el populismo precisa alimentos, transporte y energía baratos y salarios a un nivel tal que la baja productividad urbana-industrial no puede pagar. Para sostener este (des)equilibrio se apela a impuestos a las exportaciones primarias (campo y petróleo, que permiten comida, transporte y energía baratas) y un dólar alto para sostener al sector competitivo con las importaciones (industria que emplea a los subocupados). Estas medidas sólo sirven para incrementar la población urbana subocupada y con ello el poder de los políticos populistas que manejan las prebendas. El país pierde, ya que los sectores más eficientes son castigados fiscalmente y con ello se reduce la inversión más productiva. A la corta, el tamaño de la torta se reduce y se agrava el conflicto.
Qué sucedió con las familias adineradas (Anchorena, Ocampo, etc) que vivían de rentas y no invirtieron ni hicieron crecer sus negocios. La naturaleza, se encargó de empobrecerlas. Sea la fortuna que sea, la herencia es una distribuidora de riqueza implacable. El rentismo es una estrategia de corto plazo, no sobrevive más de dos generaciones.
ReplyDelete¿A cuántos les quedó el departamento de la abuela en recoleta y no pueden pagar ni las expensas? Ver a la riqueza como algo estático y no como un proceso, es lo que lleva a la izquierda al fracaso continuo.
ReplyDeleteLamentablemente ése es el concepto de riqueza que campea en los países a los que les va como Argentina. Se trata de una ecuación de suma cero.
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