Sep 1, 2011

Recuerdo perfectamente el optimismo al conocer el decreto 2284, en octubre de 1991, de desregulación económica

Recuerdo también un antecedente previo, aun estaba Herman González, y se liberó, creo que al terminar 1990, el precio de los combustibles, y uno miraba con curiosidad el momento que cada estación de servicio puso su precio.

Eso parece la prehistoria. Algunas cosas quedan, pero en estos años se ha vuelto tan atrás en todo.

No solo en desregulación, en volver a estatizar, en regular fuertemente el contrato de trabajo, que en esos años se había tendido a flexibilizar, con nuevos contratos, en volver a una ley de quiebras que es un retroceso, luego que el Estado se había sacado de encima miles de empresas del más insólito ramo, por el llamado “principio de conservación de la empresa”, ahora en la variante de entregar las empresas a cooperativas sin que cobren los acreedores etc. Subsidios, retenciones, tarifas congeladas de hecho.

Sindicatos con recursos y poder para paralizar la vida de un país con camiones y cortes.

No hubo convicción en lo de 1991, y menos la habría para intentarlo en el futuro.

Además, la maraña de las situaciones creadas hace que si existiera alguien dispuesto a transparentar, a desregular, etc., tendría una reacción mucho peor que la de Grecia.

Por lo que es correcto lo que dice Jimmy: de esto no se vuelve o se vuelve con sangre.

Seguramente se irá tirando como sea, a los tumbos, pues siempre habrá un pozo más abajo del pozo, pero es prácticamente impensable ya que en Argentina prosperen estas ideas.

Pedro Guernica

(Viene de acá)

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