Mar 31, 2012

Es interesante la presencia de la droga en clásicos de la literatura

El "Conde de Montecristo" (Edmond Dantés) se drogaba con hashish; Ana Karenina (León Tolstoi) tomaba morfina para conciliar el sueño; Sherlock Holmes (Arthur Conan Doyle) se inyectaba morfina.

En ninguno de los casos, era motivo de escándalo.

De todos modos, es diferente la droga en un mundillo civilizado y aristocrático, que cuando la vende un "dealer" a la salida de un boliche a chicos de 15 años.

Es un tema complejo y no estoy seguro, pero creo que liberalizaría las drogas "blandas", sometidas a los mismos requisitos mínimos de edad que para los remedios y bebidas alcohólicas.

Aclaro, para los que tienen hijos menores, que no es un tema en el que pueda expresarse una opinión categórica. Algunos idiotas tenemos dudas y temores por nuestros seres queridos.

Legalizar el consumo pero no la producción y comercialización parece contradictorio, pero la consecuencia sería: aumento de la demanda -por la legalización- y restricción de la oferta (por el mantenimiento de la prohibición). Ergo, el precio sería mayor y el consumo menor.

Por supuesto, no faltará quien me diga: ¿quiénes somos nosotros para interferir en las decisiones libres de la gente, y considerar que menor consumo de ciertas sustancias es un bien? Respondo: si tengo que demostrar eso, es imposible el debate. Toda comunidad y todo ordenamiento jurídico interfieren de alguna manera en las decisiones de la gente. Pero el efecto de la ausencia de restricciones no es un estado liberal, sino la anarquía, la anomia y el crimen.

En síntesis: la liberalización es una cuestión de prudencia y de grados, a menos que se piense que cualquier persona, de toda edad, y sin ninguna restricción, puede producir o consumir lo que le venga en gana. Si aceptamos que existen ciertos límites -de edad, de sustancia, de horario, de proveedores autorizados o no- la cuestión aparece como lo que realmente es: de prudencia política, de conveniencia social equilibrados con la libertad.

La libertad de drogarse o proveer de drogas no es la más importante. Las que reconocen los artículos 9, 10, 11, 12, 14, 17, 18, 19, 20 de la Constitución, más la separación de poderes, más la prohibición al Poder Ejecutivo de ejercer funciones judiciales (artículo 109; ex art. 95 según la Constitución de 1853-1860) son las que definen la libertad.

En la Argentina de hoy, drogarse es un derecho pero no importar libros, medicamentos o mercaderías. Abortar y sobre todo hacer abortar es un derecho, pero profesar un culto conduce a huevazos, pedradas y pintadas. Salir del país hasta ahora se puede, siempre que no lleves contigo más de U$S 10.000. Para comprar dólares, se necesita la aquiescencia de la AFIP, a través de un programa informático no regulado por ninguna ley. Tenemos leyes de medios, de prensa y de educación totalitarias, pero discutimos sobre las drogas como si la esencia del liberalismo fuera ésa.

Julio

(Viene de acá)

5 comments:

  1. Excelente, Dr. Rouges.

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  2. Sr. Julio,

    No podría oponer objeciones a su misiva salvo por el párrafo donde Ud dice;

    "Legalizar el consumo pero no la producción y comercialización parece contradictorio, pero la consecuencia sería: aumento de la demanda -por la legalización- y restricción de la oferta (por el mantenimiento de la prohibición). Ergo, el precio sería mayor y el consumo menor."

    Y paso a comentar lo siguiente al respecto.

    Los escasos informes que existen sobre producción y consumo no permiten realizar alguna ponderación aceptable de la situación actual.
    Apenas se conocen los decomisos de substancias prohibidas que ingresan de contrabando porque se publican en los medios como material de relleno.
    Observo que la demanda es incalculable y el abastecimiento también.
    Creo que los consumidores (víctimas) están en contra de la situación legal vigente y desinteresada de las consecuencias sociales y de salud. Por otra parte es claro ver que el consumidor adquiere lo que se propone de cualquier modo.
    También creo, por inferencia sobre lo que ocurre en otros países mas o menos tolerantes con el consumo, que la demanda continúa en aumento a pesar de las restricciones.
    La situación actual sólo asegura la profundización (sin control) de lo que viene ocurriendo desde hace mucho tiempo.
    No puedo proponer una solución fácil que tienda a revertir, o por lo menos limitar la situación, pero me atrevo asegurar que de continuar en así sólo se agravarán las consecuencias.
    Finalmente, por lo expuesto, debo decir que estoy en desacuerdo con cualquier penalización al consumidor.
    Por otra parte no tengo objeción alguna que recrudezcan las penas a los distribuidores con escala progresivas hacia los traficantes con poder económico y político.
    Por último deseo comentar que no soy partidario de Anibal Fernández, quien por rédito político explota el tema, ni mucho menos del gobierno que no le interesa este ni cualquier otro asunto de verdadera importancia.
    Tampoco soy consumidor de droga alguna.
    Me da gusto leer sus comentarios y lo saludo afectuosamente.

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  3. Julio es Ud. una persona esclarecida sin duda. Yo creo que en caso de permitirse la venta y comercialización de drogas (y no el mamarracho que hace el gobierno que a todas luces es para instaurar a as mafias del tráfico acá) lo que hay que hacer es adaptar el código penal, e incluír al efecto de las drogas (y l alcohol por caso) como un agravante y no un atenuante. Hay que dejar esa tara izquierdista de tratar al drogadicto como un enfermo. El que toma drogas de cualquier especie lo hace de propia voluntad

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  4. Yo buscaría un acuerdo regional, lo más grande posible, para convertir las drogas en sustancias legítimas, su producción y su consumo.
    De esa forma se eliminaría el mercado negro que corrompe y destruye, se controlaría la calidad como se hace con los remedios y (aunque no sea lo que más me tira, pero vende muy bien) el tesoro cobraría impuestos sobre esas ventas (hasta podrían ser muy altos).
    Destinaría una enorme cantidad de recursos a la educación y a mostrar a los consumidores y potenciales consumidores que la droga mata (como se hace con el tabaco).
    Dos ejemplos a favor de mi posición: 1. la ley seca de USA y 2. el consumo de tabaco que gracias a la educación se redujo considerablemente en la última década.

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  5. Liberar la oferta sin liberar la demanda es al cuesco.

    Hay que tratar a las drogas como al alcohol: agravante, prohibido para menores de 18, y venta libre (la cocaína es mas barata de fabricar que la aspirina).

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