(De Gustavo VF, escrito en 2003, lo voy a colgar en varias partes por su extensión. Va la cuarta y última [la tercera acá]).
Algunas reflexiones finales
Las democracias deberían exigir una mensurable ilustración a sus participantes, tanto a los candidatos como al votante llano, para que el sistema no sea un “mero abuso de las estadísticas” al decir de J.L. Borges. “No hay peor ignorante que el ignorante político” decía B. Brecht, destacando la importancia causal que asumen los acontecimientos socio-políticos en la subjetividad de las personas. Habiendo sido la Argentina un país que desde una contundente política de Estado favoreció hasta lo imposible la educación libre y gratuita, sólo quedó ignorante quien eligió serlo. Aquella política la instrumentó una élite de iluminados, con Sarmiento a la cabeza. Pero… con la educación, como con el bíblico Barrabás, las masas populares nativas plebiscitaron alpargatas sí, libros no. No fue ésa la elección del hijo del inmigrante europeo guiado por el mandato de “m’hijo el doctor”, pero a lo largo de los años el avance numérico por pura reproducción biológica puso a los mandatos a-culturales en mayoría, degradándola paulatinamente.
Niní Marshall hacía decir genialmente a su personaje Catita: “La inorancia de la persona es el peor defeto que puede sufrir el cuerpo humano”. A través del humor, nada más cierto: ese “cuerpo” es la última y atávica presencia en eso que llaman “el aguante” que hoy vociferan las hordas piqueteras marcando su territorio de engreída barbarie. Cuerpos apenas atravesados por la cultura, seres humanos en su más ínfima expresión, exiguamente traspuestos del círculo de la animalidad. Masa y ejército de lúmpenes que derrocan gobiernos, poderosas ‘vacas sagradas’ que cortan los caminos quemando ruedas, ese símbolo de un progreso al que odian, pero que usufructúan por asalto. Es el mismo fuego cavernario que quemó las iglesias, los centros culturales, el parquet. Llama votiva y voraz que encendió Rosas y que Perón atizó y que sigue devastándonos hoy.
Para que un futuro mejor sea posible
No hay ley más efectiva que la ley internalizada en cada individuo. Por eso, la mejor legislación es la educación. Pero para construir una sociedad civilizada, acorde a la evolución histórica mundial, deberíamos internalizar las leyes del Derecho Romano, los mandatos éticos heredados de la cultura judeo-cristiana, seguir su desarrollo y hasta crear nuevos paradigmas, si fuéramos capaces. Eso es lo que han hecho los países que hoy brindan una calidad de vida que merece ser vivida.
Si bien el comunismo, el nazismo y el fascismo nacieron en el seno de Europa, ella misma, por propio peso cultural y la ayuda de EE.UU., supo remediar sus errores.
En cambio, instaurado aquí el nazi-fascismo a partir de 1930 y extendida su metástasis dentro de las masas populares gracias a Perón, el panorama es poco menos que irrecuperable, y el dilema seguirá siendo civilización o barbarie.
Si mágicamente desapareciera toda hipocresía ¿no deberíamos plantear una secesión territorial y que cada cual y cada quien elija vivir de acuerdo a su proyecto de vida, los que pertenecemos al tronco cultural europeo con sus avances y sus duras exigencias y que los que dicen pertenecer al tronco indigenista hagan honor a sus paradigmas a-culturales? (…pronto reclamarán, claro está, el auxilio de los avances científicos, técnicos y jurídicos de Occidente). La idea puede parecer descabellada, pero creo que el sólo planteamiento de esa posibilidad movilizaría a la sociedad a definirse, a no traicionar su herencia y no asumirse ridícula e hipócritamente indigenista y llamarse Granovsky. O llamarse Quispe y reclamarle a Occidente los derechos humanos y los avances científicos que el propio Occidente creó.
Creo, finalmente, en un mercado libre, esclavo de la ley de mercado.
Gus VF 2003
Muy contundente. Ahi mandé el enlace al FB, y "quien quiera oír, que oiga". Je.
ReplyDeleteExcelente.
ReplyDeleteNo sé, me parece un poco simplista. Como todo comentario sobre la Argentina, siempre se trata de cerrar con un poco de optimismo. Creo que debemos admitir de una vez que la verdadera Argentina es la de hoy, no la de 1860 a 1930. Es cierto que la Argentina de 1810, la Buenos Aires de 1810, fue orgullosa y liberal en muchos aspectos, pero fue rápidamente engullida por la barbarie.
ReplyDelete¿Qué puede convertir a esta Argentina en una Argentina moderna? Dicen que la educación, pero la educación obligatoria la convirtió en esta Argentina nacionalista populista. La Argentina bárbara que odia todo lo extranjero se coló en la educación obligatoria y uniformó un país peronista.
Lo que queda decir es que no sabemos qué es lo que puede transformar a la Argentina en una república genuinamente progresista.
A veces la ignorancia es quizás la mayor de las sabidurías.
Sin un gran nobleza obliga de la corporación política, no sé si quedan opciones.
DeleteGracias a todos che, a Klaus, Ramiro, Blogovido, Nicolás y Gatienso por sus apreciaciones, y sobre todo a Monsieur Louis por interesarse en postear esto que no es mucho más que un ‘collage’ de párrafos de otros, en una arriesgada intención de mi parte de aportar alguna idea acerca de los orígenes del peronismo.
ReplyDeleteComo algunos sabrán, ando momentáneamente borrado, incluso estuve varios días sin internet, por eso llega re-tarde este agradecimiento! Ya volveré y seré sillones.