Parece que finalmente nos estamos dando cuenta de que se viene inexorablemente el final de fiesta. Y va haber que ponerse en forma. Prácticamente ya nadie duda de que la cosa se va a poner muy peliaguda para el próximo gobierno y que puede llegar a terminar muy mal si no se toman muy pronto medidas muy duras.
En este contexto, estoy seguro de que mucha gente ya ha comenzado a buscar un chivo expiatorio, alguien a quien echarle la culpa de la debacle. Seguramente será Menem, los noventistas, las multinacionales, el FMI, los EEUU, Israel y los vendepatrias de siempre. La profunda reflexión de tanta gente será “¡si lo hubieran dejado hacer, qué país que tendríamos!”.
Ante todo esto, y antes de que seamos bombardeados con el desfile de los supuestos culpables de un nuevo desencanto, me gustaría repetir algo que ya comenté varias veces por acá.
Sigo insistiendo con que no hay ningún motivo objetivo por el que nos tiene que ir como nos va. En ese sentido, no estamos condenados de antemano ni al éxito ni al fracaso. Por acción u omisión, somos nosotros los que elegimos nuestro destino. Cambiar depende de nosotros.
Salvo algunos casos extremos, todos los países y sociedades tienen el potencial de lograr y mantener un nivel de crecimiento que les permita alcanzar el desarrollo en pocas generaciones. No hay secretos en ese sentido, las condiciones necesarias para lograrlo se conocen desde hace muchos años. Sólo basta mirar lo que hacen los países exitosos del mundo.
Sin caer en la fantasía de la “excepcionalidad argentina”, nuestro caso es llamativo. Después de todo, ya lo logramos una vez en nuestra historia. No debería ser tan complicado hacerlo de nuevo.
Perdón por el pesimismo. Pero no nos da el cuero para seguir la receta que vos indicás. A los argentos no nos gusta el sacrificio, nos gusta las cosas que vienen de arriba. No nos gusta asumir los propios fracasos, es más fácil buscar culpables afuera. No nos gusta esperar el turno, por eso nos colamos o coimeamos. Los argentos somos así. Por eso tenemos el gobierno que tenemos. Por eso tenemos el país que tenemos.
ReplyDeleteAsí nos va.
Hola jovenes:
ReplyDeleteCreo deberian parar un poco se hace dificil seguirlos.
No estoy de acuerdo con Ramiro.
La naturaleza humana es similar en todas partes del mundo: el problema de la decadencia argentina debemos buscarla en sus clases dirigentes.
Ninguno se animo, no pudo,no ...a cambiar las cosas desde hace 80 anos.
La clase dirigente argentina se retroalimenta a si misma desde la llegada del infeliz de Irigoyen...
Que puede hacer "el argentino"medio para cambiar las cosas...nada.
Saludos
ramon cassino
Ramón, Yo estoy convencido de que como sociedad debemos lograr consensos de mínima en no más de tres o cuatro cuestiones centrales que nos permita elevar el piso de racionalidad sobre el que nos movemos.
ReplyDeleteEstimado Luis:
ReplyDeleteYo creo que facil, muy facil:
la constitucion del 53 y el sistema electoral: decia Alberdi:"El sistema electoral es la llave del gobierno representativo.Elegir es discernir y deliberar.La ignorancia no discierne:busca un tribuno y toma un tirano.La miseria no delibera:se vende.Alejar el sufragia de manos de la ignorancia y de la indegencia es asegurar la pureza y acierto de su ejercicio"
JBA/Derecho Publico Provincial.
Te suenan o te hacen recordar a alguna situacion estas palabras?
Afectuosamente
ramon cassino
La naturaleza humana podrá ser igual en todas partes. El comportamiento humano es diferente en diferentes partes. Y es siempre indicativo de muchas cosas.
ReplyDeleteLamentablemente, este gobierno que tenemos, esta situación en la que estamos, refleja perfectamente al argentino medio.
Dicho esto, estoy seguro que vos no sos el argentino medio. Los comentaristas de "La Nacion" lo son. Y decir que ellos son un producto de la clase dirigente me parece errado. Exactamente lo opuesto es cierto, se me hace.
La sociedad argentina (no sólo la "clase dirigente") ya llegó hace mucho a consensos de mínima, a saber:
ReplyDelete1) la culpa de todos los males la tienen los "neoliberales" y EEUU
2) hay que proteger a la industria nacional a como dé lugar.
3) la república no sirve, mejor un líder fuerte y popular, un conductor, que decida todo, arbitrando entre las corporaciones.
4) las leyes laborales son santas
5) los precios suben por los empresarios pícaros, es responsabilidad del estado que no suban, sea como fuere.
6) las empresas "extranjeras" se llevan la plata y las "nacionales" la reinvierten en el país.
7) los ricos son malos, los pobres son buenos. Los ricos son ricos porque los pobres son pobres.
Si se puede hacer algo con estos consensos, avísenme. Y que alguien me diga que no son reales.
Faltaría 8) federalismo es que el gobierno federal construya una parada de colectivos en una provincia.
ReplyDeleteAdhiero a los conceptos de blogovido. Por otra parte, no se olviden caballeros que debe haber pocos países (civilizados, seguro que ninguno) en el mundo donde se juntan tres intendentes y cuatro sindicalistas y te tiran un gobierno.
ReplyDeleteBlogovido, Lamentablemente es así. Yo lo vengo diciendo por acá, lamentablemente el consenso que parecemos haber alcanzado es exactamente el contrario del que deberíamos alcanzar.
ReplyDeletePor qué y cómo se generaron estos consensos pre-paleolíticos, sería muy largo y difícil de desentrañar.
ReplyDeleteEl hecho es que la Argentina está peor que, digamos, 1842. No hay esperanza de escuadra francesa ni invasión/colaboración del Imperio del Brasil.
Todos estamos de acuerdo en que la democracia es la manera de tener una nación relativamente civilizada y pacífica.
Por tanto, debemos aceptar que las cosas, si es que cambian alguna vez, lo harán en décadas, probablemente no las veamos cambiar.
No se olviden que el Bizco es Rey y será reemplazado por su Isabelita aggiornada y luego por otro tiranuelo popular que culpará de todos los males al Bizco, a su mujer, a EEUU y a la corrupción.
www.somosovejas.com.ar/blog/
Para Johnny, todo el mundo curiosamente ignora que a fin de 2001 hubo un golpe de estado (dos, en realidad), que fue popular como todos los anteriores; quizás un poco menos que popular fue la Libertadora.
ReplyDeleteComo todos querían que De la Rúa se fuera, nadie movió un pelo para salvarlo (la verdad que había que tener estómago para eso), pero sabíamos qué era lo que venía después. Desde adolescente esperaba un default de la deuda, y finalmente así ocurrió, era inevitable.
Por eso no parece un golpe, porque el tipo se caía solo, pero así fue en 1976 también, y estamos todos de acuerdo que ése fue un golpe.
La diferencia fue que en 2001 los militares no tomaron el poder, y eso sólo porque hicieron tantas que están horriblemente desprestigiados, y con justicia.
Pero el gustito por lo facho, de izquierda, de derecha, de centro, de ricos, pobres y clase media, eso sí que no está desprestigiado.
Blogovido, en la Argentina cambian las formas pero los vicios de fondo son eternos.
ReplyDeleteBlogo...expectacular lo suyo, un maestro...
ReplyDeleteDe cualquier forma...que hacer??
Algo hay que inventar, sino t-o-d-o sera peor.
saludos
ramon cassino
Justamente, mi punto es que hay que dejar de engañarse. Creer que la Argentina puede cambiar es como creernos inmortales. Si nos creemos inmortales, vamos a tomar decisiones equivocadas.
ReplyDeleteIgualmente, si creemos que la Argentina puede o va a cambiar, vamos a tomar decisiones equivocadas en nuestras vidas.
Tenemos que tomar las cosas como son, es lo que hay; y manejarnos de acuerdo a ello.
No son ni Kirchner, ni Duhalde, ni Alfonsín, ni Scioli, ni Macri, ni Carrió, ni López Murphy, ni el pseudo ingeniero Blumberg, ni Patti, ni Moreau, sino los celebérrimos "consensos de mínima" de la recontra-abrumadora mayoría de los argentinos.
Eso no se puede cambiar, y las nuevas generaciones están siendo educadas en la misma visión, si no en una peor.
Por tanto, a reírnos de la Argentina y a vivir lo mejor que podamos, en Argentina o fuera de ella, en dólares o en pesos o en la futura moneda.
¡Basta de alas de cera! ¡El sol no perdona!
Acá está todo:
ReplyDeletehttp://youtube.com/watch?v=-rnAgX9y33g