Las fotos corresponden al supermercado ubicado en el barrio Telefonplan de Estocolmo, donde vive mi hermano. Supermercado como cualquier otro en cualquier lugar del mundo. Ni más ni menos interesante que cualquier supermercado en Ottawa, Johannesburgo, Frankfurt o Montevideo.
Salvo por una cosa: la forma de pago.
Entrás al súper, agarrás una lectora de barras (ver foto), cargás el precio de los productos que comprás a medida que los metés en tu canasto, encarás para la salida y pagás en una terminal con tu tarjeta de crédito o débito el monto que te indica la lectora (siempre con tu PIN, no se firma ningún ticket). Y listo el pollo. Entrás, elegís tus productos y salís sin cruzarte con un solo empleado.
¿Se imaginan un sistema así en Argentina? Yo todavía no salgo de mi asombro. Transcribo diálogo con mi hermano:
- “Cuchame, ¿cómo es la cosa? ¿Nadie afana?”
- “No. Y nadie te revisa, vos pagás lo que indica la lectora”.
- “¿No hay ningún tipo de control?”
- “Sí, pero aleatorios” (De hecho, la tercera vez que fuimos al súper nos tocó un control: se acercó una empleada que estaba atendiendo en una caja, revisó si efectivamente habíamos cargado en la lectora algunos de los productos que habíamos metido en nuestro canasto y listo… quince segundos duró el control).
- “¿Te imaginás esto en Argentina?”
- “No, no sería viable”.
- “Coincido”.
Ahí tenemos a los “socialistas” suecos: productividad al mango, en quinta por la banquina y tirando cambios a lo Gilles Villeneuve. Nada de tener empleados haciendo tareas innecesarias. Nada de trasladar a precio ineficiencias operativas.
N. del T.: Öppet alla dagar = abierto todos los días… ¡de 7 a 23! ¡Explotadores capitalistas que disfrutan del sufrimiento del puebloTM!
Otro ejemplo: el subte. Agárrense para lo que van a leer ahora puede ser considerado pornográfico para nuestro sistema fascista-sindicalista. Insisto, si son menores de edad, dejar de leer acá porque puede ser muy, pero MUY fuerte lo que les voy a contar… acá vamos… el ñato que maneja la formación… ¡es el mismo que abre y cierra las puertas! ¡Chan!...El tipo maneja, llega a la estación, levanta el orto de su butaca, abre las puertas, las cierra, se sienta nuevamente y vuelve a arrancar… Ver para creer, gente. Lo vi “con mis propios ojos”. ¿Se imaginan a nuestros palurdos haciendo algo así? Si se quejan de la tendinitis, ¿los ven optimizando tareas?... mejor no doy ideas, a ver si me vienen a buscar…
Nico